La alimentación en verano suele cambiar y mucho más cuando estamos soportando unas temperaturas tan altas como está pasando en este tórrido mes de julio. Ahora más que nunca es clave beber mucha agua para evitar la deshidratación, así como frutas y verduras. Y con respecto a la comida, en estos momentos lo mejor es acudir a las comidas ligeras y fáciles de digerir. Esta es la idea general en pocas palabras, pero vamos a poner ejemplos prácticos y también a decir que se desaconseja en plena ola de calor.
La palabra clave es hidratación. Con estas altísimas temperaturas, el cuerpo suda y pierde líquidos. Por ello, lo mejor es beber agua, mucha agua, y si es posible que no esté excesivamente fría. ¿Otras opciones? Infusiones frías sin azúcar y sin excitantes (cafeína) o zumos naturales de fruta. Además, el cuerpo también se hidrata comiendo, siempre que apuestes por fruta o vegetales con alto contenido en agua, como pepino, lechuga, calabaza, o tomate, entre otros.
Y precisamente así, llegamos a la comida. ¿Qué es lo más conveniente con estas altísimas temperaturas? Lo primero, apostar por comidas ligeras, priorizando la fruta y las sopas frías como el gazpacho, ajoblanco o una crema fría de aguacate, por ejemplo. Y es que además, que nos puede apetecer más con estas temperaturas que ensaladas variadas, con legumbres o verduras, o salpicón, ensaladilla, humus… Es precisamente lo que mejor sienta cuando el calor aprieta. Dependiendo de los ingredientes que utilices puedes tener una enorme variedad de menús y todos ellos muy apetecibles, tanto para niños como mayores. Permítete innovar y probar a mezclar ingredientes que antes no habías usado. Cada vez son más las recetas de ensaladas que puedes encontrar por internet y que incluso puede ser divertido para hacer con los pequeños/as de la casa.
Hablemos del postre. Por supuesto, la mejor opción es la fruta de temporada, que además tiene un enorme aporte de agua (como sandía o melón). También sabemos lo mucho que apetece un helado con estas temperaturas, así que os proponemos la opción saludable, sin azúcares añadidos y que además, es una buena propuesta para hacer en familia en esas horas de calor en las que es imposible estar en la calle. Ahí va la propuesta de nuestra nutricionista Conchi Adrover, que no puede ser más sencilla y apetitosa.
Si tienes en casa una bolsa de fruta congelada, el helado es inmediato. Juntamos en un bol la fruta congelada con leche, yogurt, queso fresco, una bebida vegetal, leche de coco… Trituramos y listo para consumir y sin azúcar adicional, ya que las frutas tienen suficiente azúcar. Si la fruta es del tiempo, procedemos a trocearla y la añadimos al recipiente con cualquiera de las opciones anteriores, y al congelador unas horas en un molde. A los niños les encantarán y no puede ser un postre más sano.
Y si hasta ahora nos referimos a lo recomendable, vamos ahora con aquello que deberías evitar.
Con respecto a las bebidas, deberíamos eliminar de nuestra dieta los refrescos y las bebidas alcohólicas. En ambos casos, aunque inicialmente parece que te aliviar al tomarlos fríos, lo cierto es que las bebidas azucaradas nos hacen perder líquido y favorecen, por tanto, la deshidratación.
¿Y sobre la comida? Debemos evitar las comilonas con alimentos muy ricos en proteínas, ya que provocan digestiones muy pesadas. Tampoco son buenos los helados, ya que tienen mucha azúcar, y aunque inicialmente refrescan, lo que hace es elevar nuestra temperatura corporal y, al tener mucho azúcar, nos deshidrata.