Nuestros jovenzuelos de la clase de las 9:15

31/05/2020

Lucía, Nieves, Tori, Merchi, Ángel, Ricardo, Mucha… son otros de nuestros héroes sin capa. Desde la experiencia viven esta situación con la tranquilidad que dan los años, pero con la necesidad del cariño y del contacto social. Ellos, y sobre todo ellas, son habituales en las clases de mantenimiento sénior de Navia con Jana y, durante el confinamiento, fueron asiduos a Casagym. Jana les “sigue la pista” a través del wasap y asegura que “son mis jovenzuelos y, como yo les digo, están en la mejor edad”.

 

Lucía, de 64 años, ha pasado el confinamiento con su cónyuge, Guillermo, y a 600 quilómetros de sus hijas, que trabajan y viven en Madrid. Como para todos, ha sido complicado, pero Lucía, una persona muy activa habitualmente, ha organizado su día a día con tareas: “Tengo establecido mi tiempo para leer, para la tele, para el gym…”, y así ha ido soportando todo esto. Antes del confinamiento iba Máis que Auga todas las mañanas y ahora se conforma con ponerse delante del ordenador y seguir las clases de mantenimiento o de estiramientos, pero tiene muy claro que “el deporte es para hacerlo en grupo… Estar con tus compañeros, con los profes, echar unas risas…” Dice que Jana es ingeniosa, simpática, divertida y crea un ambiente muy bonito en las clases… y eso no sabemos cuando lo vamos a recuperar…”

Afirma que lo más echa de menos es el contacto físico con las personas que quieres y aunque la tecnología ha sido una amiga en este confinamiento, a Lucía le recordaba la distancia: “Por un lado era positivo, porque podías estar en contacto y verles y por otro, con cada videoconferencia te dabas más cuenta de la lejanía. Es muy frustrante”.

 

Nieves y su marido Ángel son miembros activos de la familia Máis que Auga. Venían todos los días a sus clases de movilidad, mantenimiento o a sala para estar en forma ahora que se han jubilado, ya que son personas muy activas. Y así ha sido su confinamiento, activo. “La verdad es que lo llevamos muy bien. Tenemos una casa y el hecho de poder salir a la huerta, cuidar nuestras cosas, me dio la vida”. Viven en Valladares y desde que se puede salir a caminar, todo se ha hecho más sencillo. “Aquí tenemos muchos senderos para caminar casi sin cruzarte con nadie, por lo que desde que nos han autorizado a salir, la verdad es que hemos dejado un poco las clases de Jana”. Las primeras semanas Casagym era su conexión con sus compañeros y su profe, con los que conversan a través del wasap. Como todos, su deseo está claro: “Que se acabe esto pronto para poder hacer una vida normal”. Un deseo sencillo y compartido.

 

Mucha es pura vitalidad con sus 75 años cumplidos, nos reconoce con una risa un poco pícara. “Pero no me duele nada”, bromea, aunque lo dice en pasado: “No me dolía nada, porque estos meses de confinamiento sí que los estoy notando, y ahora me empieza a doler la cadera”. Mucha vive con su marido Ricardo en su casa de Coruxo, junto a una de sus hijas, su yerno y sus nietas, que ocupan el piso de abajo, por lo que también en este sentido el confinamiento fue más agradable. “Yo soy muy casera y con la finca me entretengo, pero claro, tanto tiempo, al final te angustias un poco!

 

Nuestra Mucha no escatimó elogios hacia su profe Jana: “Es estupenda y la echo muchísimo de menos!” y desea volver a las clases pronto, “y mi marido a natación, que viene conmigo también a Máis que Auga, pero se va a la piscina”.

 

Tori, de 73 años, pasó el confinamiento con su marido Jesús y no se queja: “Aunque vivimos en un piso, tenemos la suerte de contar con un balcón bastante largo, donde nos dábamos nuestras caminatas. Además, el edificio tiene un jardín, donde también ahora podemos bajar”. Y a sus paseos por el balcón hay que sumarle las clases de Casagym. “Estuve bastante activa, pero claro, echo mucho de menos ir al gimnasio. Iba casi todos los días. Además de las clases de mantenimiento, dos días a la semana me iba a nadar a la piscina y al spa, y eran unos momentos geniales”.

 

Lo que más ansía es “poder abrazar a mis hijos y mis nietos”, ya que aunque les ha visto y han estado con ellos, fue manteniendo la distancia de seguridad. Y también echa de menos a sus compañeros de gimnasio, con los que está en contacto a través de su activo grupo de wasap.

 

Y acabamos nuestro recorrido por la clase de las 9:15 de Navia con Merchi, que es la benjamina del grupo, con sus 53 años: “Yo iba todos los lunes, miércoles y viernes a las clases de Jana de las 9:15 y lo echo mucho de menos. Porque es todo: Es salir de casa, estar con los compañeros, con los profes… El deporte es para hacerlo en grupo, es mucho más divertido”.  Aunque sigue las clases de Casagym, reconoce que le da pereza hacerlo sola en casa.

 

Merchi, que vive con sus padres, es autónoma y trabaja en casa: “Soy modista”. Cualquier otro año a estas alturas estaría con muchísimo trabajo en el tramo final de la campaña de los trajes de comunión, pero este año la campaña se frustró por el COVID-19, como muchas otras cosas, y ahora “estoy confeccionando mascarillas”.

 

Pues si ellos están deseando vernos, ¡qué podemos decir nosotros! Ansiando que sean las 9:15 de un lunes cualquiera para sumarnos a su clase de mantenimiento y llenarnos de su vitalidad contagiosa.