Hoy 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que tiene como objetivo fundamental promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida.
Y es que a veces necesitamos sentarnos en una silla de ruedas o tapar nuestros ojos para comprobar que un paseo por el centro es una carrera de obstáculos, a veces insalvable; o bien una prueba de alto riesgo. Nuestra vida a la carrera nos impide, muchas veces, fijarnos en lo que nos rodea, aprender de los demás y entender que la discapacidad no es sólo para otros, que en cualquier momento podemos encontrarnos en una situación de discapacidad temporal o permanente. Una caída, un accidente, una enfermedad puede llevarnos a esa discapacidad y entonces querrás una sociedad preparada para eso. Y por ello luchamos. Por una sociedad inclusiva y preparada para todas y todos.
Por ello, hoy en Máis que Auga queremos participar en este Día Internacional de las Personas con Discapacidad, de la forma que sabemos, concienciando, hablando, sintiendo y conociendo. Máis que Auga tiene más de seiscientos socios con algún tipo de discapacidad (220 en Coia, 196 en Barreiro y 210 en Navia) y hoy hablamos con uno de ellos, Marcos Diéguez, para saber la importancia que tiene el deporte en su vida.
Marcos, de 38 años, es socio de Máis que Auga Coia desde el año 2011, aunque por la COVID estuvo bastante tiempo sin acudir al gimnasio. Ahora ha vuelto y además con ánimos renovados, ya que quiere ampliar su entrenamiento. “Cuando empecé iba básicamente a máquinas para musculación, pero desde hace un mes comencé con la natación. Era algo que hacía años atrás, pero que había abandonado y ahora quiero volver a coger esa rutina. La idea es venir dos días a la semana a las máquinas y dos a la piscina”, explica Marcos, que nació con espina bífida y de ahí viene su discapacidad.
Para Marcos el deporte es fundamental, ya que le aporta en diferentes aspectos: “es importante porque es una manera de cuidarme, pero también de distraer la mente, de conocer gente, de estar con amigos…”.
Nuestro socio comenzó en el baloncesto en silla de ruedas, en el Amfiv. “Recuerdo que fui a un partido con 11 años y les vi como se movían, como se levantaban, lo que hacían… Y yo quería ser como ellos”. ¡Y lo logró! Jugó con el Amfiv a baloncesto en silla de ruedas, un deporte apasionante que atrae a todo aquel que se acerca a conocerlo.
Le preguntamos a Marcos por las barreras y las dificultades que se encuentran para hacer la vida y él nos explica que “todavía hay muchas aceras estrechas, sin bajadas para las sillas, imposibles para nosotros. Se ha avanzado sí, pero queda mucho por hacer”. Y en este “mucho por hacer” somos imprescindibles todos y todas, tomando conciencia y exigiendo que la ciudad, las ciudades, sean adaptadas y accesibles.